lunes, 23 de marzo de 2015


HEMOS DE ABOLIR LO DECORATIVO. No debemos resolver el problema de la arquitectura futurista socavando ideas en la fotografías de China, de Persia o de Japón, o aborregándonos sobre las reglas de Vitrubio; sino a golpes de Genio y armados de experiencia científica y técnica. Hemos de revolucionarlo todo. 
Hay que aprovechar los tejados, utilizar los sótanos, disminuir la importancia de las fachadas, trasplantar los problemas del buen gusto desde el campo de las molduritas, los capitelitos, los portalitos, hasta la mayor de las GRANDES AGRUPACIONES DE MASAs y de la VASTA DISPOSICION DE LAS PLANTAS. 

Acabemos de una vez con la arquitectura monumental, fúnebre, conmemorativa. Tiremos por los aires monumentos, aceras, pórticos, escalinatas, hundamos calles y plazas, elevemos el nivel de las ciudades. YO COMBATO Y DESPRECIO:

1. Toda pseudo-arquitectura de vanguardia, austríaca, húngara, alemana y americana2. Toda arquitectura clásica, solemne, hierática, escenográfica, decorativa, monumental, graciosa, agradable3. El embalsamiento, la reconstrucción, la reproducción de los monumentos y palacios del pasado4. Las líneas perpendiculares y horizontales, las formas cúbicas y piramidales que son estáticas, graves, opresivas y absolutamente ajenas a nuestra novísima sensibilidad5. El uso de materiales macizos, voluminosos, duraderos, anticuados y costosos.
Y PROCLAMO


1. Que la arquitectura futurista es la arquitectura del cálculo, de la audacia temeraria y de la sencillez; la arquitectura del cemento armado; del hierro, del cristal, del cartón, de las fibras textiles y de todos aquellos sucedáneos de la madera, de la piedra y del ladrillo que permitan obtener el máximo de elasticidad y ligereza.


2. Que la arquitectura futurista no es por ello una ávida combinación de practica y utilidad, sino que sigue siendo arte, síntesis, expresión;3. Que las líneas oblicuas y elípticas son dinámicas, por su misma naturaleza tienen una potencia emotiva mil veces superior a la de las líneas perpendiculares y horizontales y que no puede existir una arquitectura dinámicamente integradora a excepción de ella


4. Que la decoración, como algo sobrepuesto a la arquitectura, es un absurdo, y que solamente del uso y de la disposición ORIGINAL DEL MATERIAL CRUDO O DESNUDO O VIOLENTAMENTE COLOREADO DEPENDE EL VALOR DECORATIVO DE LA ARQUITECTURA FUTURISTA.


5. Que, al igual que los antiguos se inspiraron artísticamente en los elementos de la naturaleza, nosotros – materialmente y espiritualmente artificiales- hemos de encontrar la misma inspiración en los elementos del novísimo mundo mecánico que hemos creado, del cual la arquitectura debe ser su más bella expresión, su síntesis más completa y su integración más eficaz


6. La arquitectura como arte de disponer las formas de los edificios según criterios preestablecidos ha terminado


7. Por arquitectura hemos de entender el esfuerzo de armonizar con libertad y gran audacia el ambiente y el hombre, o sea, convertir el mundo de las cosas en una proyección directa del mundo del espíritu


8. De una arquitectura concebida de este modo no puede nacer ninguna costumbre plástica y lineal, porque los caracteres fundamentales de la arquitectura futurista serán la caducidad y la fugacidad. LAS COSAS DURARÁN MENOS QUE NOSOTROS.


 CADA GENERACIÓN DEBERÁ CONSTRUIR SU CIUDAD. Esta constante renovación del ambiente arquitectónico contribuirá a la victoria del futurismo, que ya se esta imponiendo con las PALABRAS EN LIBERTAD, EL DINAMISMO PLASTICO, LA MUSICA SIN CUADRATURA Y EL ARTE DE LOS RUIDOS y por el cual luchamos sin tregua contra la cobardía reaccionaria.

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